Tengo que señalar que lo que más observo en el consultorio es el gran malestar que viven mis queridos pacientes con la ansiedad.
Realmente por más que en la película “Intensamente 2”, la ansiedad se muestre simpática, es un monstruo feísimo para la mayoría de las personas que la padecen. Viven en un constante “peligro” que los asecha y cualquier situación de la vida cotidiana es un generador de incertidumbre, esa incertidumbre que es la nafta de la ansiedad.
La incertidumbre es esa sensación de no controlar lo que se avecina, es decir el futuro, y encima se genera un círculo negativo, porque al haber ansiedad de base, la incertidumbre es sobre lo posiblemente espantoso que se avecine.
Ahora bien, eso por el momento, mientras no seamos magos concientes, no está a nuestro alcance modificarlo. No manejamos lo que va a suceder, no tenemos ningún control sobre el futuro, posiblemente algunos aspectos si (básicos, por algún tipo de planificación) pero no en cien por ciento.
Podríamos programar una clase, un encuentro, algo de ese estilo, pero seguramente van a aparecer variables que no tuvimos en cuenta, el clima, la calidad y cantidad de gente, un corte de luz, etc.
Es decir, no poseemos la capacidad de manejar de forma conciente y controlada lo que nos sucede en la vida diaria.
Aunque esto es cierto, porque aparentemente lo vivimos así, también es cierto que somos los creadores de nuestra realidad. Peeeero, muchas veces (casi todas, diría) lo hacemos de forma inconciente y ahí ya el control es de otros aspectos nuestros que no coinciden con lo mejor para nosotros, porque justamente están distorsionados por creencias erróneas, heridas no resueltas, percepciones equivocadas, emociones no saludables, etc.
De esa manera la ansiedad se activa a cada rato y durante bastante tiempo, generando una cantidad enorme de malestares emocionales y físicos.
Les pido ahora que se permitan pensar conmigo desde un enfoque diferente.
Imaginemos por un instante que tenemos instalado en nuestra memoria de comportamiento original, es decir ancestral, una respuesta (programa de reacción física frente al peligro) frente a potenciales peligros reales o imaginarios, y que esa respuesta es de fuga, de preservación, de escape. Ahora bien, imaginemos que hemos evolucionado de tal forma que hemos podido desactivar ese programa, por obsoleto, y poseemos un control conciente y voluntario de una capacidad “nueva” (Nuevo programa: creador conciente), que sirve para crear cada situación de vida. Veamos, con este poder creador conciente, genero una frecuencia energética tan elevada que creo alrededor mío las facilidades necesarias para obtener cualquier cosa material que desee, alimento, pareja, vivienda, trabajo, etc.
Usando la imaginación podemos conectar con esa hermosa forma de vivir, ¿no? Pues no hemos hecho nada más ni nada menos que “comprender” que tenemos ese otro programa a nuestro alcance, ni es tan alejado ni tan difícil, es que en realidad le cedimos el control al programa viejo y desactualizado de la ansiedad.
Los aliento a pensar esto y dejar que a nivel inconciente se acomode en su mente la información recibida.
Por un instante permítanse estar en modo creador. Que al fin es nuestra verdadera naturaleza.
Gracias
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